A veces nos llegan noticias que nos sobrecogen, que nos dejan un poso de amargura y de temor. En este mundo que rodea a nuestros pacientes y a sus familiares, muchas veces es difícil seguir adelante con un punto de esperanza. Instintivamente tendemos a perderla. Pero no puede ser, tenemos que seguir adelante.
Dice el Dalai Lama ““la tragedia debe ser utilizada como una fuente de fortaleza.» No importa qué tipo de dificultades tengamos, cómo de dolorosa sea la experiencia, si perdemos nuestra esperanza, ese es nuestro verdadero desastre”
El conmovedor poema que copio a continuación y que, aunque atribuido a Mario Benedetti, parece que es anónimo, nos impulsa a seguir adelante a pesar de todas las dificultades pues siempre hay alguien que nos cuida, nos anima y nos quiere.
No te rindas, aún estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo.
Aceptar tus sombras,
enterrar tus miedos,
liberar el lastre,
retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños
destrabar el tiempo,
correr los escombros,
y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda,
y se calle el viento.
Aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
porque lo has querido y porque te quiero
porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas,
quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron,
vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa,
ensayar un canto,
bajar la guardia y extender las manos.
Desplegar las alas
e intentar de nuevo.
Celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento.
Aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños.
Porque cada día es un comienzo nuevo,
porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.
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