El 28 de junio se celebró el día del Orgullo LGTBI con el objetivo de sensibilizar, concienciar y señalar que todavía los Estados del mundo deben avanzar en la protección de los derechos de las personas lesbianas, gays, transgénero, bisexuales, intersex.

En el 2018 la Organización Mundial de la Salud (OMS) retiró la “transexualidad” del listado de enfermedades mentales. De esta manera, deja de ser considerada un trastorno psicológico.

Retomando este evento, nuestra Community Manager  Inmaculada, nos envía para publicar una reflexión sobre la unión de dos etiquetas:  TLP y LGTB

“En pleno siglo XXI, y en plena revolución moral donde los valores más conservadores empiezan a disolverse entre los nuevos valores que rigen la educación y la mentalidad colectiva, basándose en la aceptación de uno mismo y de los demás, aún existen restos de ese miedo a lo ajeno que nos impide abrir nuestra mente y aceptar lo que no se corresponde con nuestra propia identidad.

Hablamos de las personas del colectivo LGTB.  Más concretamente, de las personas con Trastorno Límite de Personalidad y de orientación LGTB.

Las personas con TLP tienden a establecer relaciones algo diferentes con los demás, relaciones caracterizadas por un tipo de apego afectivo inseguro.

Según el psicoanalista Bowlby (1993), este tipo de apego inseguro puede ser de tres tipos:

 Desorganizado: sus actitudes, emociones y pensamientos no parecen tener una
relación coherente. En sus relaciones con otros, pasan sin motivo aparente de la
agresividad a la sumisión o de la evitación a la cercanía.

 Ansioso y ambivalente: se busca a toda costa la aceptación y el vínculo con los demás,
y se caracteriza por un profundo miedo al rechazo, así como por la dependencia y la
necesidad de aprobación. Cuando se establecen relaciones con los demás, siempre
esperan o sospechan que algo va mal y tienden a centrarse en lo negativo. Esto
termina llevándolos a conductas de evitación y escape como la autolesión o la
adicción.

 Evitativo: desarrollan una falsa autonomía. Evitan a toda costa establecer vínculos con
otros, pero al mismo tiempo esta situación les provoca un gran malestar. Les cuesta
reconocer sus emociones y actuar acorde a ellas.

Si tenemos en cuenta estos tipos de apego y los relacionamos con una sexualidad que se aleja de la norma, queda patente la dificultad de establecer una aceptación sana y correcta de la
propia condición sexual.

La necesidad de aceptación, el miedo al rechazo, la inseguridad, la confusión emocional y la evitación son rasgos de estas personas que los llevan a negar su sexualidad o camuflarla
puesto que creen que esa forma de vida es mucho mas rentable que enfrentarse al miedo de exponerse y recibir otra etiqueta más en su vida.

Está en nuestra mano normalizar la libertad sexual, y en nuestra asociación queremos ayudaros. Si no sabéis con quien hablar, o cómo hacerlo, estamos aquí. No dudes en llamarnos.”

 

 

 

 

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